martes, 7 de mayo de 2013

Artículo de Toledo: Tema del mes Dimensiones de la Crisis. Otro mundo ¿es realmente posible?


En este artículo se aborda la perspectiva histórica que logra articular la crisis social, la crisis ecológica, la crisis energética y la crisis financiera. 
Habla de dos fenómenos que encabezan la crisis de civilización: el calentamiento global y el fin de la era del petróleo, aunados a la crisis provocada por la voracidad insaciable del capital.

Describe que es en el siglo XX donde ha habido una gran aceleración en todos los aspectos, la población humana se incrementó más de cuatro veces entre 1900 y 2000, al pasar de 1.6 millones a más de 6 mil millones. Respecto a la economía mundial, la economía global de 1950 ha sido superada por la economía estadounidense de hoy, y la economía global de 1900 es equivalente a la economía japonesa actual.

El uso de la energía, es el tercer gran aceleramiento del siglo pasado. La energía utilizada en el siglo XX ha sido mayor que la utilizada a lo largo d toda la historia de la especie, y 10 veces mayor a la usada en los mil años previos. El uso del agua se elevo 9 veces; el incremento del CO2, el principal contaminante atmosférico fue de 13 veces, y las emisiones industriales de 140 veces. La extracción de los metales conlleva su vez el uso de sustancias toxicas, el uso y contaminación del agua y el movimiento masivo de materiales. Otros crecimientos vertiginosos son el de los vehículos automotores y el de reses, así como el de las poblaciones de la fauna que acompaña al ser humano y, en las décadas recientes, el de la información manejada globalmente por medio de los sistemas de cómputo y telecomunicaciones.

El auto, que puede considerarse icono del siglo XX, produce 15% de los gases que contaminan la atmósfera  Todas las reses del mundo se dice que pesan más que todos los seres humanos juntos. Hacia el año 2001, las reses habían alcanzado los 1,530 millones, cada una de las cuales eructa metano y oxido nitroso, gases que inducen al calentamiento global, además se dice que han sido causa de la destrucción de selvas.

Todo lo anterior conlleva a la producción de deshechos y a que el planeta sea cada vez más un espacio irremediablemente contaminado de una gama casi infinita de basuras y deshechos. Dentro de este panorama, no debe dejar de citarse la producción de maquinas y aparatos inservibles; como los celulares, hoy existen 2,100 millones, casi una por cada 3 personas, y dado que el tiempo de uso promedio de cada aparato es de 14 meses, los celulares que se desechan como “chatarra electrónica” es descomunal.

Hacia mediados del siglo pasado comenzaron a surgir las primeras llamadas de atención acerca de los impactos de la modernidad industrial sobre la trama de la vida y los balances ecológicos del planeta Tierra. El “experimento incontrolable” del metabolismo industrial se explica por los mecanismos insaciables de un mercado del capital que echa mano al poder de la transformación, cada vez mas acrecentado por la innovación científica y tecnológica.

El metabolismo industrial se ha convertido en un irrefrenable movimiento expansivo, en un creador de desorden, ha generado nuevas articulaciones entre los fenómenos sociales y naturales, y terminado por construir al mundo moderno en un complicado e incomprensible calidoscopio de crisis cada vez más amplificados. De esto se deriva que el hábitat planetario ha entrado en una fase crítica de aceleración y descontrol.








La crisis múltiple que sufre el mundo obliga a replantear innumerables aspectos del entre modo social y de sus relaciones con el mundo natural. Hay fuerzas que enarbolan el lema de que “otro mundo es posible”, es decir que las crisis son superables, entonces ese mundo visualizado debe construirse sobre la justicia social, el respeto a la naturaleza, la re-configuración de los sistemas financieros, el cambio de fuentes energéticas, la autogestión local y regional, la creación de nuevas tecnologías y sistemas de conocimientos.
Se requieren cambios en todas esas dimensiones de la realidad, orquestadas por un nuevo paradigma político, que contemple tanto la explotación entre los seres humanos como entre aquellos y la naturaleza.

La construcción del poder social comienza en la familia, en la edificación de un hogar autosuficiente, seguro y sano, que comparte con otros hogares una misma “micro política domestica”. Ello se logra mediante acciones en la alimentación, la salud, la vivienda, el agua, la energía y e ahorro, todo lo cual surge de la toma de conciencia ecológica y social de los miembros de la familia, de un cambio de actitudes, y en fin de la adopción de una nueva filosofía por y para la vida.

Los hogares autosuficientes, sanos y seguros conforman las células últimas del poder social, y solo alcanzan a realizarse cuando forman parte de redes, asociaciones, cooperativas o comunidades de territorios bien definidos.

OPINIÓN
El tema que Toledo toca  en su artículo es de suma importancia, ya que da un punto de vista de lo que esta pasando la humanidad en estos tiempos. Los humanos somo unos destructores insatisfechos, ya que no nos conformamos con poco, sino buscamos más y más, sin obtener una satisfacción y sin pensar en lo que nos estamos llevando con nosotros lo que conlleva al uso de mucha materia prima, la contaminación, destrucción de la naturaleza, entre otros.
Toledo nos propone cambiar nuestros hábitos en la casa, en la escuela, e todos lados en donde podamos, esto quiere decir, cambiar nuestra alimentación por una mejor, así no solo cuidamos nuestra salud sino que al mismo tiempo promovemos el cuidado adecuado hacia estos, buscar el uso de tecnologías más  baratas, limpias y seguras.

Sin la culturización de la sociedad, el poder político se ve limitado en sus acciones para promover esto, al lograr todo esto tal vez "otro mundo sea posible" pero eso solo depende de nosotros.
















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